Rafael Moneo recibe el Premio Príncipe de Asturias de las Artes

© EFE

En Mayo pasado el arquitecto español Rafael Moneo fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, destacándose entre las 39 candidaturas procedentes de 25 países.

En el acta del fallo, el jurado señala a Moneo como un “arquitecto español de dimensión universal”, que su arquitectura es «serena y pulcra» y que su obra ”enriquece los espacios urbanos”. Moneo es uno de los arquitectos españoles más conocidos internacionalmente, entre sus obras destacan la ampliación del Museo del Prado, la estación de Atocha y el edificio de Bankinter, en Madrid, el museo de arte romano en Mérida, el auditorio del Kursaal en San Sebastián, el edificio diagonal en Barcelona, la nueva terminal del aeropuerto de San Pablo de Sevilla, la Fundación Miró en Palma de Mallorca, el Museo de Arte y Arquitectura de Estocolmo, la catedral de Los Ángeles, en California y las bodegas Chivite en el Señorío de Arínzano en Navarra.

La ceremonia de entrega de premios tuvo lugar ayer en el Teatro Campoamor de Oviedo, donde destacó el discurso del arquitecto donde presenta cronológicamente los sucesos y cambios que han ocurrido tanto en la historia de la arquitectura como en la del mismo arquitecto. Asimismo el rol del arquitecto de hoy. Puedes leer el discurso después del salto.

Oviedo, 26 de octubre de 2012

© Ignacio Gil

Majestad Altezas Excelentísimas e ilustrísimas autoridades Queridos premiados Señoras y señores

¿Cómo decirles lo honrado y lo sorprendido que me sentí al conocer que se me había concedido el Premio Príncipe de Asturias de las Artes? Honrado como arquitecto, al ver que una vez más se reconocía cuánto nuestro trabajo no es ajeno a aquel que hacen pintores, escultores, músicos, cineastas, fotógrafos y tantos otros que contribuyen a configurar el mundo en que vivimos. Sorprendido, al ver que quienes componían el jurado valoraban la obra de un arquitecto que ha dedicado su vida profesional a la construcción de muy diversos edificios y también a la enseñanza de la arquitectura, a compartir con los estudiantes el interés por ella. Y mi gratitud hacia el jurado se desbordó al leer que entendían que mi obra enriquecía los espacios urbanos con una arquitectura serena y pulcra ¡Cuánto desearía que así fuese!

Hubo un tiempo en el que construir no implicaba la presencia del arquitecto. El oficio del arquitecto no había hecho su aparición todavía. Construir era una actividad más entre las muchas que reclamaba la supervivencia. Pero la forzosa especialización que acompañó a la evolución de la especie humana pronto dio paso a quehaceres concretos ligados a la construcción que culminaron con la aparición del arquitecto. Y puede que sea la memoria de aquel remotísimo pasado la que esté detrás del instinto constructor que hoy alienta todavía en nosotros. La expresión popular todos llevamos dentro un arquitecto, vendría a confirmar lo dicho. Junto a esta innata atracción por la construcción hay, en el uso que hoy hacemos del término, un entendimiento de lo que es la profesión que se fraguó en el Renacimiento. El arquitecto como quien, dominando el dibujo, lo que los italianos entonces llamaban disegno, era capaz de dar forma a lo construido. El término italiano se trasladó más tarde al design sajón y al castellano diseño, asumiendo que, quien lo practica, domina tanto el conocimiento de las técnicas como la capacidad de dar expresión al pálpito estético de un determinado momento. Hoy el arquitecto como técnico parece haber perdido terreno y la componente artística que siempre ha acompañado a nuestro oficio prevalece frente a la tecnológica. El arquitecto, como responsable tan sólo de la imagen, de la apariencia con la que los edificios se nos presentan. En tal situación nos encontramos.

Quisiera que los arquitectos y al decir arquitectos pienso en los que vienen sin olvidar cuánto en lo que construyen depositan los mortales su idea de lo que el mundo es, mantuviesen, al cumplir con su misión, viva todavía aquella necesaria racionalidad que implica la supervivencia. Que el arquitecto continuase involucrado en la construcción, conociendo y entendiendo de aquellos aspectos formales y estructurales que determinan lo que los edificios son. Que los arquitectos hiciesen de la fábrica de la ciudad la razón de ser de su profesión. Una ciudad que hace que nuestro trabajo vaya más allá de lo estrictamente personal, ya que en él se produce inevitablemente la intersección entre lo público y lo privado.

Cuando hoy me encuentro recibiendo el Premio Príncipe de Asturias en mi condición de arquitecto, debo decir cuán profundamente agradecido estoy a mi profesión. Que me ha hecho vivir indagando continuamente cuáles son las razones que explican la forma de todo aquello que nos rodea. La forma del paisaje, de los campos cultivados, de los puentes que nos ayudan a cruzar los ríos, de los artefactos mecánicos de que nos servimos, de los objetos de uso cotidiano, de los trajes con los que nos cubrimos, de las obras de arte que nos dicen quiénes somos y, naturalmente de los edificios y elementos con los que se construyen las ciudades. Ver el mundo con los ojos del arquitecto es algo que, llegado a estas alturas de mi vida, celebro muy de veras, ya que me ha hecho mirar a las cosas con curiosa atención y contemplar el pasado como algo no muy diverso del presente.

Y éste mi agradecimiento debería extenderlo a quienes han estado a mi lado. A mi familia, a mi madre, que de haber vivido unos años más se hubiera sentido tan contenta hoy, y a mi padre, que me empujó a iniciarme en la arquitectura; a mi mujer, Belén Feduchi, y a mis hijas, Belén, Teresa y Clara, que han estado siempre a mi lado y sin cuya generosa ayuda no hubiese podido llevar a cabo mi trabajo. A los muchos estudiantes y colegas con quienes he compartido el amor por la arquitectura; a quienes han colaborado conmigo en el estudio. Esta distinción es también sin duda alguna para ellos. Por último, quisiera manifestar mi profunda gratitud al jurado, que en momentos tan duros para quienes trabajan en esta profesión en España, han querido abrir, con esta distinción a mi persona, una ventana a la esperanza.

También puedes ver un video del discurso acá.

Referencias: Discurso, abc.es, rtve.es

Sobre este autor/a
Cita: Katerina Gordon. "Rafael Moneo recibe el Premio Príncipe de Asturias de las Artes" 27 oct 2012. ArchDaily en Español. Accedido el . <https://www.archdaily.cl/cl/02-202390/rafael-moneo-recibe-el-premio-principe-de-asturias-de-las-artes> ISSN 0719-8914

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