Intercambios directos y reinterpretaciones de la HfG Bauhaus en Chile (Parte II)

Cortesia de David Maulén

Compartimos con ustedes la segunda y última parte del artículo de David Maulén -actual coordinador de contenidos influencia Bauhaus en Chile, exposición Bauhaus Films- sobre el historial de intercambios directos de la HfG Bauhaus en Chile y su indudable influjo desde fines de la década del 20, en el contexto de los cambios radicales, sociales y culturales, surgidos a raíz de la Primera Guerra Mundial.

Esta situación, según el autor, también definía a su manera un espíritu equivalente en toda América Latina, identificando a la educación como una de las principales herramientas de transformación para lograr estos cambios. Y si aún no has leído la primera parte de este artículo, revísalo acá.

Consolidación de la Bauhaus en la enseñanza de la Arquitectura chilena después de 1945.

En 1939 el arquitecto húngaro Tibor Weiner—ex asistente del segundo director Bauhaus Hannes Meyer— llega a Chile como refugiado. Weiner se quedó nueve años y fue fundamental en la formulación del Nuevo Plan de Estudios de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile desde 1946, el “Arquitecto Integral”. Éste tenía tres ejes principales: el ser Humano, la Naturaleza y la Materia, los cuales se dividían en dos años del ciclo de análisis, y tres años del ciclo de síntesis. Weiner impartió el ramo de Análisis Arquitectural y un taller sobre trazados reguladores. Sus estudiantes publicaban el boletín “Nueva Visión”, con textos de Hannes Meyer en México, y con anterioridad habían organizado el Grupo Plástico de Arquitectura, a través del cual difundían los resultados de esta nueva enseñanza. Varios de ellos - Miguel Lawner, Sergio González, Osvaldo Cáceres, Abraham Schapira, Julio Mardones, Raquel Eskenazi, Ricardo Tapia Chuaqui y Ana María Barrenechea, entre otros - continuaron como profesores de su Escuela siguiendo estas metodologías que fomentaban el trabajo en equipo, y exploraban la equivalencia de la biología y la anatomía con la arquitectura y el urbanismo. De esta manera, se replanteaban el diseño de la ciudad como un organismo vivo, organizando un trabajo multidisciplinario que establecía una relación dialéctica con el contexto social en el que se aplicaba.

Cortesia de David Maulén

Una medida de los alcances de todas estas iniciativas se dio cuando en 1948 Paul Lester Wiener -cercano a Walter Gropius- visitó Chile y dijo que a su parecer la asignatura de plástica (primer año) era superior a la de la propia Bauhaus. Al mismo tiempo Ricardo Tapia Chuaqui le escribe a Tibor Weiner sobre las conversaciones con la Escuela de Artes Aplicadas (creada por Carlos Isamitt en 1928) para generar un tipo de Bauhaus con la Escuela de Arquitectura.

Para ejemplificar la conciencia que existía entre los técnicos chilenos del significado de la Bauhaus es posible revisar un articulo de 1947 escrito por Guillermo Ulriksen en la revista “Arquitectura y Construcción, en Chile”, en el cual describe detalladamente sus distintas etapas y orientaciones bajo la dirección de Walter Gropius, Hannes Meyer y Mies van der Rohe. En ese mismo año, encabezados por Fernando Belaúnde Terry, arquitectos de Santiago de Chile, Buenos Aires, Tucumán, Montevideo y Ciudad de México que apoyaban este movimiento se reúnen en el recién creado Departamento de Arquitectura de la UNI de Lima, que luego visitarían figuras como José Luis Sert, cofundador del movimiento promotor del Bauhaus en Barcelona (Gatpac), además del emblemático Walter Gropius y Josef Albers. Esta reunión de 1947 significó el comienzo de un proyecto regional entre los técnicos que querían materializar los principios de la modernidad a través de una “Arquitectura Integral” en Latinoamérica.

Es necesario mencionar además que sin vincularse a la docencia, pero sí desarrollando diseño contemporáneo, otro fundador del Gatpac de Sert, Germán Rodríguez Arias, siguió varios años trabajando en Chile desde su arribo como refugiado en 1939.

En 1949 Sergio Larraín implementa la reforma de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Chile, influenciado fuertemente por Walter Gropius. Una de las innovaciones de esta nueva docencia fue el curso de composición arquitectónica de Alberto Cruz. Esta asignatura tenía cercanía con el “Vorkurs” creado por Josef Albers en la Bauhaus de 1926. En 1952 Emilio Duhart –socio de Sergio Larraín- consiguió que el mismo Josef Albers viajara a Chile.

El “Vorkurs” que realiza Josef Albers en 1953 es muy importante, aún cuando existía el antecedente interrumpido de Carlos Isamitt en 1928, y el de su alumno Ventura Galván en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile desde 1946, el taller de Josef Albers fue determinante en alumnos como Alberto Piwonka, Bernardo Trumper, Julián Larraín, León Rodríguez y Alberto Montealegre, entre otros.

Posteriormente, desde la Universidad de Yale, Albers continuó apoyando a la Universidad Católica de Chile, particularmente en la creación de la Escuela de Arte de 1959, enviando a su mejor discípulo Sewell Sillman a dictar un “Vorkurs”. Uno de los alumnos chilenos de Sillman, Eduardo Vilches, perfeccionaría esta enseñanza con el mismo Sillman, gracias a una beca en Estados Unidos. A la vuelta a Chile, Vilches continuó impartiendo esta metodología del “Vorkurs” como docente de Arte de la Universidad Católica de Santiago. En paralelo, Alberto Piwonka desde 1955 había reformulado el curso de Composición en la enseñanza del Diseño según estas ideas en la misma Facultad.

Otros caminos de intercambio directo entre arte, arquitectura y diseño.

Como representante del espíritu de su época la Bauhaus integraba distintas expresiones de generación de significado del ser humano diluyendo las categorías de la modernidad del siglo XIX entre arte, arquitectura y diseño. Fue así que las dos principales Escuelas de Arquitectura en Chile reflejarán reinterpretaciones de las dos principales tendencias del referente aludido, pero además que los caminos de intercambio y reinterpretación no se agotarán ahí.

En la época de este impulso por consolidar una modernidad utópica en Sudamérica, en 1951 Alemania regaló a Santiago de Chile una escultura de Gerarld Marks, la cual se instaló en el cerro Santa Lucía. Marcks fue miembro fundador de la Bauhaus, además de escultor fue profesor de cerámica, diseñador industrial, e investigador de la cerámica tradicional de Weimar. Su obra es una síntesis de estas prácticas que colocaban al artesano en el rol protagónico de un diseñador incorporado a los desafíos de la época.

Cortesia de David Maulén

Después de la segunda guerra mundial el impulso inicial de la Bauhaus no se perdió y en 1953 en Ulm (Alemania) se creó la Nueva Bauhaus. Diseñada y dirigida hasta 1959 por el ex alumno Bauhaus Max Bill que en 1965 colabora para un Centro Comunitario en Valparaíso conducido como Villa de “Autoconstrucción” por sus ex alumnos en Ulm: Cornelia Koch, y el arquitecto chileno Eduardo Vargas, quienes reinterpretaron en la realidad local la idea de trabajo en equipo experimentada originalmente por Hannes Meyer y Walter Gropius.

La Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile de Santiago había interrumpido drásticamente el modelo de la Arquitectura Integral de 1945/1946, pero la Facultad de Arte y Tecnología de la Universidad de la Universidad de Chile de Valparaíso continuó a cargo del ex ayudante del curso de Bio Arquitectura de Santiago, Carlos Martínez Corbella, y sería esta sede la que luego de la experiencia de la Villa Berlín, invitaría a Eduardo Vargas a impartir el “Taller Vargas”.

Cortesia de David Maulén

Los planteamientos radicales de la HfG Ulm provocaron su cierre en 1968, y gracias a la Organización Internacional del Trabajo es contratado en la CORFO Chile uno de sus profesores, Gui Bonsiepe, quien dirigiría su Instituto Tecnológico entre 1971 y 1973, con dos miembros más de la HfG Ulm: Werner Zemp y Michael Weiss. Este último residirá en Chile hasta 1983 colaborando en el Departamento de Diseño de la Universidad de Chile y en la fundación del Instituto Superior ARCIS.

Un año antes de su partida de Chile en septiembre de 1973, Bonsiepe recibió el encargo de generar dos planes de estudios, los cuales fueron implementados en quinto año de ingeniería de la Universidad Católica, y principalmente en la Facultad de Arte Tecnología de la Universidad de Chile en Valparaíso por intermedio del ex miembro del grupo Plástico de Arquitectura, Sandalio Valdebenito.

Por otro lado, desde una perspectiva más subjetiva de lo que fue la herencia de la Bauhaus, en 1967 uno de los fundadores del Bauhaus de Chicago de 1938 György Kepes creó el Centro de Investigaciones Visuales Avanzadas (CAVS) en el Instituto Tecnológico de Massachusetts. La colaboración de este organismo con artistas, científicos y técnicos chilenos se inició en el número 2 de su revista Leonardo, publicando el trabajo del ingeniero Carlos Martinoya y el cristalógrafo Nahum Jöel. A continuación, en el año 1969 harían residencias los artistas Virginia Huneeus y Carlos Ortúzar. Ambos a la fecha habían desarrollado arte integrado a la arquitectura. Poco tiempo después también se convierte en alumno de Kepes otro chileno, el ingeniero y artista Alejandro Siña, el cual había sido alumno de Carlos Ortúzar.

Las proyecciones del cruce de disciplinas característico de la Bauhaus siguió su curso en los intercambios entre algunos de sus miembros con creadores chilenos. Por ejemplo, Bernardo Trumper estudió arquitectura en el momento en que se implementó el plan de estudios donde Tibor Weiner tuvo una injerencia decisiva, años después Trumper asistió al “Vorkurs” de Josef Albers en la Universidad Católica, pero su mayor desarrollo no se identifica con la arquitectura ni el diseño concebidos tradicionalmente sino que en otro sentido fue en el campo del diseño teatral y la iluminación. Estas dinámicas de reinterpretación e intercambio se podrían ejemplificar de manera inversa con la experiencia del arquitecto chileno Christian Jensen, el cual fue discípulo de Albert Mentzel -alias Flocon- destacado profesor de escenografía del Bauhaus. Jensen estudió con este maestro entre los años 1974 y 1980 en la Escuela de Paris Belleville.

La proyección final de estas reorientaciones de objetivos, continuaron en casos tan destacados como la aplicación de la metodología del Ballet Tríadico de Oskar Schlemmer, en la obra de teatro Santiago Bauhaus (1987), del dramaturgo y director teatral chileno Ramón Griffero, continuador en una nueva época de las resignificaciones que los objetivos de la Bauhaus original tendría para los creadores locales.

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Sobre este autor/a
Cita: David Maulén. "Intercambios directos y reinterpretaciones de la HfG Bauhaus en Chile (Parte II) " 21 mar 2014. ArchDaily en Español. Accedido el . <https://www.archdaily.cl/cl/02-345942/intercambios-directos-y-reinterpretaciones-de-la-hfg-bauhaus-en-chile-parte-ii> ISSN 0719-8914

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