Teoría de la arquitectura unificada - Capítulo 9: Fisiología humana y diseño basado en la evidencia (Parte 2)

Desde hace un tiempo venimos publicando, a través de sus diferentes capítulos, el libro Teoría Unificada de la Arquitectura de Nikos Salingaros, para que pueda ser consultado libremente por estudiantes y arquitectos de todo el mundo. Si te los perdiste, puedes leerlos aquí.

* Traducido del inglés por Arq. Francisco Contreras Chávez.

"…Las formas simplistas pueden ignorar la humanidad de las personas, y aun así son apreciadas por los arquitectos de hoy, quienes las valoran bajo fundamentos estéticos. Pero la pureza formal y la simplicidad no tienen ningún significado para los usuarios. Las personas normales no son atrapadas por los juegos intelectuales de los arquitectos..."

El diseño basado en evidencia se está convirtiendo rápidamente en una herramienta de uso común en las escuelas de diseño (ver “Diseño basado en evidencia en escuelas primarias y secundarias”, 2010, de Peter C. Lippman). Pero su aplicación actual, siendo elogiable, deja afuera los demás componentes clave para un diseño adaptativo: biofilia, inteligencia en el ambiente (ambos discutidos en este libro), y los lenguajes de patrones. Todos ellos deben complementarse para dar resultados de diseño óptimos.

El diseño basado en evidencia permite a un arquitecto la evaluación de un diseño y sus variaciones, de manera de ver si contribuye al bienestar humano. Esto posibilita elecciones informadas que empujan y guían un diseño hacia una forma final más adaptativa. Podemos saber que el resultado final será más adaptativo, ya que podemos analizar cada etapa intermedia de un diseño en evolución.

El segundo aspecto del diseño basado en evidencia es la utilización de retroalimentación. En términos prácticos, el diseño adaptativo se lleva a cabo a través de iteraciones, donde cada paso es revisado según la evidencia de bienestar creciente o decreciente. Este proceso no utiliza una formula, ni tampoco se guía por reglas o imágenes abstractas. Un diseño se adapta a través de iteraciones, con indicadores fisiológicos que analizan cada paso del proceso.

Claramente este método funciona mejor cuando el proceso de diseño es evolutivo, incluyendo el ajuste en muchos pasos del proceso. No funciona para nada en casos donde el arquitecto o diseñador llega a una solución en un solo paso. ¿Dónde está la adaptación en este caso? No existe.

Cuando un edificio es definido de una sola vez y siguiendo prototipos no-probados es muy difícil que se llegue a un proyecto que sea positivo para la salud humana, y menos que este sea del gusto del habitante. Imagen objetivo de uno de los proyectos finalistas en concurso para el Plan Maestro de Alto Hospicio. Iquique. 2015. Chile. Image Cortesía de Oficina OYZ, Estudio Vulk

El diseño basado en evidencia tampoco puede funcionar en oficinas de arquitectura donde el diseño se basa en prototipos no probados. ¿Por qué algunos prototipos constructivos, ahora estándares, son utilizados una y otra vez, pero nunca se analiza la evidencia de su adaptación? ¿No se les ocurre a aquellos arquitectos llevar a cabo experimentos médicos solo para asegurarse de que lo que están haciendo no está enfermando a sus ocupantes? Estos ambientes sin probar podrían ser estresantes o hacer daño de otra forma a sus ocupantes. El problema es que los arquitectos en este momento no están entrenados para medir indicadores sicológicos.

Los diseños poco sanos tienen algo en común: se ajustan a una imagen o concepción abstracta inicial de cómo debería verse un edificio. Alguien proporcionó la imagen inicialmente, y todos los demás la copian sin una reflexión. Este modelo visual icónico es tan autoritario, que se le ubica por encima de la necesidad de evidencia. De hecho, si la evidencia apoya una visión contraria, el modelo original es mantenido con fanatismo religioso, mientras que la evidencia misma es olvidada. Los arquitectos no están acostumbrados a aceptar los fracasos, son muy orgullosos como para reconocer que cometieron un error.

La prueba del “espejo del yo” puede ayudar a revertir esta desafortunada práctica. Cualquier persona puede ser entrenada para utilizarla; no hay necesidad de tener una retroalimentación directa con los indicadores fisiológicos que medirán los niveles de tensión del cuerpo. Estos indicadores detectan un diseño fallido de forma inequívoca. Cualquiera puede utilizar esta prueba para diferenciar cual de dos ambientes le hace mejor al ser humano que otro.

Si las personas aplicaran de manera constante la prueba del “espejo del yo”, probablemente hubiésemos evitado algunos de los ambientes inhumanos que han sido construidos en las décadas pasadas. Una de aquellas tipologías es el bloque de departamentos extremadamente largo, el cual hospeda a miles de personas en una caja de alrededor de ocho niveles. Desde el prototipo construido por los Nazis en la isla alemana de Rugen, al complejo habitacional Pruitt-Igoe en Saint Louis, al complejo Corviale en Roma, todos han sido fracasos.

Tales ejemplos de tipologías constructivas basadas en la baja complejidad, no pueden adaptarse al uso y sensibilidades humanas. Sus arquitectos se olvidaron de las personas, o bien tenían buenas intenciones pero no sabían lo que estaban haciendo. El diseño se transformó en un ejercicio intelectual en forma pura –desafortunadamente, los empresarios inmobiliarios adoptaron esta tipología porque es de construcción barata. La tipología finalmente se convierte en algo guiado por el dinero.

Las formas simples pueden ignorar la humanidad de las personas, pero aun así son apreciadas por los arquitectos de hoy, quienes las valoran bajo fundamentos estéticos. Pero la pureza formal y la simplicidad no tienen ningún significado para los usuarios. Las personas normales no son atrapadas por los juegos intelectuales de los arquitectos. Por el contrario, vemos un nivel muy alto de complejidad organizada cuando las personas construyen por ellas mismas, como por ejemplo en los campamentos o tomas, los cuales probablemente tienen un grado de optimización menor a lo ideal. Estos representan lo opuesto al diseño formal.

Cuando las personas tienen la oportunidad de construir por sí mismas se llega a un alto grado de complejidad organizada; y las construcciones tienden, con el tiempo, a conformar un conjunto adaptado al usuario. Fabela. Brasil. Image © Flickr / User: Alex. Licensed by CC

El problema nace de los críticos que juzgan edificios por su imagen, y no por la experiencia personal directa. En general a los críticos no les interesa si las cosas funcionan o si se ajustan al problema. Los críticos también dependen de los arquitectos famosos, y en las grandes empresas de ingeniería con las que ellos trabajan, de manera que nunca se atreverían a criticar su trabajo. Arquitectos diseñando estrictamente para la admiración de otros arquitectos, y críticos que son deshonestos en su labor da como resultado una profesión que tiene pocas opciones de salir del círculo vicioso de auto-validación irresponsable.

Hasta ahora, durante el siglo XX y lo que va del XXI, el poder seductor de las imágenes icónicas ha sobrepasado todas las demás consideraciones. Tipologías geométricas rígidas son aplicadas sin razonamiento. Lo que es aún peor, tipologías erróneas son utilizadas como base para la innovación arquitectónica, y las nuevas formas desafortunadamente mantienen las peores características de sus referentes. El diseño basado en evidencia y la prueba del “espejo del yo” pueden ayudarnos a liberarnos de esta práctica tan poco productiva.

Más sobre este tema:

  • Christopher Alexander, The Phenomenon of Life (El Fenómeno de la Vida), Capítulo 8, “El espejo del yo” y Capítulo 9, “Más allá de Descartes: una nueva forma de observación científica” (La Naturaleza del Orden, Libro 1, Centro para la estructura ambiental, Berkeley, California, 2001).
  • Michael Mehaffy y Nikos Salingaros, Design for a Living Planet (Diseño para un Planeta Viviente), Sustasis Press, Portland, Oregon, 2015.
  • Nikos Salingaros, Unified Architectural Theory (Teoría de la Arquitectura Unificada: Forma, Lenguaje, Complejidad. Un acompañante a “El Fenómeno de la Vida: La Naturaleza del Orden”, de Christopher Alexander), Libro 1, Sustasis Press, Portland, Oregon, 2013.

Sobre este autor/a
Cita: Nikos Salingaros. "Teoría de la arquitectura unificada - Capítulo 9: Fisiología humana y diseño basado en la evidencia (Parte 2)" 21 jul 2016. ArchDaily en Español. Accedido el . <https://www.archdaily.cl/cl/791780/teoria-de-la-arquitectura-unificada-capitulo-9-fisiologia-humana-y-diseno-basado-en-la-evidencia-parte-2> ISSN 0719-8914

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