En una situación similar a la que se enfrenta Jean Nouvel con la ejecución de la Filarmónica de París, "la pobre calidad y aplicación del piso de piedra" del nuevo Museo de Cultura en Milán ha sido la excusa del arquitecto David Chipperfield para desasociarse de la ejecución del edificio.
Acusando a los responsables de escatimar en materiales, el arquitecto británico exige que su nombre sea removido del proyecto, diciendo que el edificio ahora es un "museo de horrores" y un "patético fin a 15 años de trabajo", debido a la baja calidad de la pavimentación.
Por su parte, el Ayuntamiento de Milán señaló que la decisión de materiales fue realizada a base de los "intereses de los contribuyentes", y continuó diciendo que, de acuerdo al consejero Filippo del Corno, el arquitecto se mostró "no razonable e imposible de complacer".