Por su lado urbano, el edificio acuerda sus
geometrías con el hotel vecino para configurar una plaza. Por su fachada
abierta a un corredor verde del Vallés, adopta la forma de crescent, recibiendo
el Valle de San Domènech. Una perforación en el volumen principal crea
un balcón que no sólo une plaza y crescent, sino que liga los tres valles
conformadoras de la topografía de la Universidad Autónoma de Barcelona. Los materiales, colores y diversas soluciones
constructivas prefabricadas o muy manuales no buscan diferenciarse, si no
integrarse con las arquitecturas del lugar, aunque puedan ser sólo discretas.
La atención al lugar quiere redimir, al mismo tiempo, las antiguas y la más
nueva.
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