Teoría unificada de la arquitectura: Capítulo 5

Desde hace un tiempo venimos publicando, a través de sus diferentes capítulos, el libro Teoría Unificada de la Arquitectura de Nikos Salingaros, para que pueda ser consultado libremente por estudiantes y arquitectos de todo el mundo. Si te los perdiste, puedes leer antes la introducción, el capítulo 1, los capítulos 2A y 2B, el capítulo 3 y el capítulo 4.

* Traducido por Arq. Francisco Contreras Chávez.

El siglo XXI ha comenzado con una continuidad, y quizás una intensificación de los peores prejuicios vistos en el siglo XX. Estos incluyen un desprecio por las culturas tradicionales, y con todo lo que conecte al ser humano a su historia local.

De manera similar, la mayoría de los edificios y la planificación urbana de hoy sigue leyes no escritas que no tienen ninguna fundamentación empírica, y están basadas estrictamente en teorías visuales o ideológicas de inicios del siglo XX. El diseño contemporáneo evita cualquier criterio de calidad que surja de algún precedente evolutivo y tradición de una época anterior, considerando esto una gran virtud. De esta forma, arquitectos y urbanistas terminan siguiendo criterios simplistas al diseñar, rechazando cualquier sentido de belleza que una al ser humano con su tierra, tradición y cultura.

El concepto “ecofóbia” se refiere a un irracional, pero profundamente condicionada, reacción en contra de las formas naturales. También ha sido utilizado en psicología clínica para referirse a una fobia de una persona a su propio hogar, pero esa acepción ahora parece anticuada. Sin embargo creemos que estos dos conceptos “ecofobia” y “oicofobia” pueden ser en muchos casos intercambiables. (Linguisticamente, la raíz griega común para “casa” puede escribirse tanto como ecos, así como oikos).

Ideología y marketing.

El filósofo Roger Scruton acuñó el término “oicofobia” para denominar un odio irracional de una persona a su propia cultura nativa. Él dice: “El oicófobo repudia las lealtades nacionales y define sus metas e ideales en contra de la nación, promoviendo instituciones transnacionales sobre gobiernos nacionales… definiendo su visión política en términos de valores universales que han sido depurados de cualquier referencia a los lazos particulares de una comunidad histórica real”. Como ejemplo de esto tenemos el “hombre moderno”, que recibe con gusto todos los tipos de juguetes tecnológicos mientras rechaza soluciones evolucionadas que han mantenido a la sociedad cohesionada por milenios.

Como Scruton indica, hay un profundo componente político en la ecofobia, ya que muchos partidos políticos se promocionan a sí mismos con promesas de liberación de los problemas de la sociedad por medio de la aceptación de utopías universales (y sin embargo abstractas). Al mismo tiempo, las tradiciones locales son eliminadas, junto con lo que mantiene a la sociedad cohesionada. El fenómeno subyacente es una despreocupación e incluso un odio de la propia cultura de la persona, junto con sus artefactos y prácticas.

Este odio lleva a las personas a rechazar lo que es tradicionalmente propio, y a abrazar nuevos símbolos foráneos de progreso capital, como si de alguna forma fueran mejores.

Embajada de la Unión Soviética. La Habana. Cuba. Aleksandr Rochegov. 1987. Las teorías estéticas y arquitectónicas de una potencia mundial; avaladas por un país pequeño como símbolo de desarrollo. Image © Francisco Contreras Chávez

La arquitectura como imagen, operando al servicio del capital global, ahora está presente en el patio trasero de todos. El hecho de sacrificar identidad a cambio de globalización corrompe los valores y creencias que las personas de culturas tradicionales han mantenido por milenios.

La arquitectura de moda de hoy sirve a una cultura del “capital y el consumo”. Los valores y creencias de esa cultura son los que subyacen y estructuran la práctica arquitectónica en Estados Unidos, y cada vez más en el resto del mundo. Los países en desarrollo están arriesgando todo lo que tienen – su arte y arquitectura tradicionales – si siguen imitando al mundo desarrollado en este sentido.

Alimentado por millones de dólares en capital, este proceso de promover nuevos símbolos extranjeros es sostenido por medio de influenciar al resto del mundo a comprar lo que los países desarrollados están vendiendo. Así como las universidades e instituciones culturales de occidente buscan acceso a los recursos no explotados de otros países en industrialización, ellos presentan, bajo un disfraz de “prosperidad occidental”, un paquete de eventos que sirven solo para destruir la cultura. Estos valores desestabilizan efectivamente la civilización tradicional. Potentes intereses comerciales son alineados con la explotación económica por medio de la imposición de sobrevalorados arquitectos contemporáneos al resto del mundo. Los gobiernos erróneamente creen que están haciendo un bien a su gente cuando construyen edificios de “muestra”, museos por ejemplo, hechos por arquitectos internacionalmente famosos. En vez de eso, están dejando entrar a agentes de intolerancia, pavimentando el camino para una extinción de la herencia arquitectónica local.

Los jóvenes son expuestos a imágenes promocionales de diseño en las escuelas y los medios, y se les dice que esto es lo que tienen que valorar de ahora en adelante. Están siendo adoctrinados para odiar y destruir las expresiones arquitectónicas tradicionales.

Leemos con preocupación sobre imágenes y prácticas inspiradas en la Bauhaus, que son introducidas en la educación arquitectónica de países en desarrollo. La prensa publicita esto como un “avance”, sin tener idea del peligro que significa para la tradición de ese país.

El incentivo de la ciencia.

Nuestra propuesta apunta a una reforma en la educación arquitectónica que automáticamente cese la enseñanza del odio hacia la propia herencia y cultura arquitectónica de las personas. Mucho se ganará por medio de la utilización de conocimiento basado en la ciencia como nuevo paradigma de cómo enseñar arquitectura. La forma de restablecer a la arquitectura como una disciplina basada en el conocimiento pasa simplemente por reconstruir su marco teórico. Sin un marco teórico basado en la realidad de la percepción humana y la ciencia, la arquitectura permanece abierta a la corrupción y es presa de los caprichos de la ideología, la moda y el culto al individuo.

Tomando en consideración las obvias diferencias entre la arquitectura y las ciencias como disciplinas, hay muchas cosas que se pueden aprender por medio de la conjunción inmediata de sus estructuras intelectuales. La ciencia y el cuestionamiento científico operan a través de la aplicación de una base de conocimiento acumulado. Los científicos enfrentan la investigación con el deseo de extender el cuerpo de conocimientos de su respectiva disciplina. Meticulosamente documentan los resultados exitosos de su investigación para lograr su inclusión al cuerpo de conocimiento principal. Con estos fines, las disciplinas científicas desarrollan, a través del tiempo, lenguajes explícitamente para estos propósitos; de manera de permitir la transcripción y la conservación del conocimiento descubierto para la posteridad. De esta manera, el conocimiento mismo se basa en la existencia de eficientes métodos de almacenamiento de la información.

Proyecto Espacios de Paz. La Guaira/ Valle del Pino. 2015. Desde comienzos del siglo XX, la vanguardia arquitectónica ha impulsado a los arquitectos a “inventar la rueda” con cada proyecto, olvidando la tradición adaptada. Ya bastante diluidos por la evidencia de su fracaso, los remanentes de este pensamiento se mantienen hasta hoy. Image © José Tomás Franco

Este proceso de documentación permite a los científicos construir sobre descubrimientos previos. Permite no tener que “inventar la rueda” cada vez que uno requiere realizar una aplicación básica. La ciencia tiene también mecanismos que permiten desechar del cuerpo de conocimiento general la información inútil o no actualizada. Una teoría que es superada o considerada errónea es inmediatamente desechada o bien se considera como de interés meramente histórico. Este reemplazo ocurre porque se ha encontrado un mejor método que el anterior QUE EXPLICA EL FENOMENO. Debido a esto la ciencia está constantemente expandiendo su base informativa, mientras mantiene su orden y relevancia en un cuerpo de conocimiento compacto. Este proceso existe por medio del ordenamiento y la compactación de la información científica, tal como las bibliotecas desarrollan un sistema de ordenamiento coherente para poder manejar la enorme y creciente cantidad de información.  El conocimiento solo puede ser útil si es que es fácilmente consultable, y esto depende de tener una sistematización eficiente.

En contraste de esto, la arquitectura aún tiene que desarrollar un sistema efectivo para ordenar su información heredada. De hecho, lo que ocurrió en la disciplina es inimaginable en las ciencias: en algún punto de la década del 1920, en su búsqueda por la innovación en el diseño, un grupo de ideólogos desechó arbitrariamente la base de conocimiento de la arquitectura. La excusa para esta eliminación fue que ayudaría a la disciplina a explorar nuevos territorios. Aquellos que querían hacer esto en pos de la innovación no sintieron obligación alguna de conservar el conocimiento previamente desarrollado o descubierto. Obviamente,  ya que aquellos individuos no consideraron la necesidad de documentar la información heredada, también consideraron innecesario el desarrollo de un sistema de ordenamiento para el conocimiento actual. Desde ese momento, la innovación arquitectónica ha sido juzgada como exitosa estrictamente en base a como pasa por alto completamente el conocimiento existente.

La pérdida de información.

Paradójicamente, esta devastadora práctica ha llevado a la acumulación tanto de un rígido dogma, como a una acumulación de una gran cantidad de estilos contradictorios. Los arquitectos fallaron en el desarrollo o la implementación de un sistema de ordenamiento, incluso para los estilos arquitectónicos que ellos utilizan y a los que se refieren diariamente. Los promotores de cada estilo distintivo pelean entre ellos, declarando a los demás estilos como inútiles, pasados de moda, o moralmente indefendibles. Esta disputa sin solución es la fuente de tremendos conflictos sistémicos e inestabilidad (lo cual en vez de fomentar el desarrollo lo dificulta). Los estilos son validados solo si son aprobados por los auto-definidos creadores del buen gusto, un movimiento defensivo para hacer a la arquitectura más misteriosa e inaccesible para aquellos que no son adoctrinados en sus multifacéticas “teorías”.

Edificios en Noisy-le-Grand-Mont d'Est. Francia. Ricardo Bofill. 1978. La arquitectura posmoderna, alguna vez apoyada mayoritariamente por los arquitectos, es ahora rechazada por la vanguardia arquitectónica en su totalidad. Image © Usuario de Flickr: Stephane Martin. CC

El debate científico, por otro lado, mientras puede tornarse bastante confrontacional, tiene reglas estrictas para la solución de conflictos. El criterio científico para demostrar validez es si el conocimiento logra explicar un fenómeno adecuadamente, y si en el proceso crea o establece algo de valor para la humanidad. Los científicos abandonan una creencia antigua aún si es que esta tiene un gran número de seguidores, si es que no logra explicar las estructuras observadas. Los conflictos pueden ser intensos, pero por lo general son breves. Eventualmente los científicos llegan a  un consenso por medio de métodos  experimentales.

Si adoptamos una aproximación científica, no desechamos nada de forma arbitraria del almacenaje de información de la disciplina. La mayoría de los arquitectos aún no tratan a la arquitectura como un científico lo haría, ya que se abstienen de buscar su base de evidencias. La catastrófica pérdida de información arquitectónica y urbana que ocurrió luego de la segunda guerra mundial, implementada por profesores entrenados en el modernismo que adquirieron poder en las escuelas de arquitectura, nunca hubiese sido permitida si es que hubiésemos seguido un modelo científico en la determinación de nuestra arquitectura.

El conocimiento derivado es demasiado importante como para desecharlo caprichosamente. El conocimiento antiguo solo puede ser reemplazado por un marco explicativo actualizado, pero no por ideas u opiniones sin probar. Una y otra vez, volvemos a la necesidad de    un conjunto de criterios basados en la evidencia, de manera de juzgar lo que es valioso en la arquitectura.

El culto de la fealdad inútil.

En un típico curso actual de teoría de la arquitectura, un grupo de lecturas mutuamente contradictorias, y a menudo oscuras, dejan al estudiante con dudas sobre lo que es relevante y lo que no. Aun así, todas son presentadas como igualmente válidas, ya que todas están incluidas en alguna antología autoritariamente creada. No se les da a los estudiantes ningún criterio para el discernimiento: de hecho, ni el profesor, ni siquiera el autor de la antología se atreverían a adoptar alguna medida que hiciera tal discernimiento posible. El hacer esto sería percibido como el preferir un punto de vista por sobre el otro, por lo tanto antidemocrático.

Sin embargo, esta noción errada de la pluralidad nos devela lo que toda disciplina intelectualmente desarrollada ha encontrado necesario para evolucionar. Las nociones desactualizadas o desacreditadas que aún siguen apareciendo en los textos arquitectónicos finalmente deberían comenzar a desvanecer en el olvido. Sin un criterio de lo que es válido o no, los arquitectos no pueden dejar caer nada que esté ligado a una ideología predominante. Esto quiere decir que perpetúan baratijas intelectuales inútiles sin cesar.

Chicago Federal Center. Chicago. USA. Mies van der Rohe. 1974. Actualmente pocos arquitectos se atreverían a apoyar en su totalidad las teorías de los maestros del movimiento moderno; aun así no existe un consenso definitivo sobre el claro fracaso de algunos de sus postulados. Image © Usuario de Flickr: Upsilon Andromedae. CC

Diversos estilos pueden, de hecho, ser ligados por medio de las similaridades entre las posibles soluciones que cada uno tiene que ofrecer. La introducción de una clasificación teórica de tipologías arquitectónicas es una parte esencial del nuevo currículo que se requiere. Tal explicación une diversos estilos de entre los movimientos contemporáneos en competencia, y de entre aquellos desarrollados en el pasado. Algunos de estos estilos serán juzgados como inadecuados por que no sirven a las necesidades humanas, y los docentes de los programas de estudios existentes deben estar preparados para esto. Si uno mira con cuidado, descubrirá que muchos de los principios no escritos que actualmente se utilizan no están fundamentados en nada arquitectónico, sino en argumentos estrictamente ideológicos. La disciplina no podrá avanzar si continúa apoyando ciegamente dogmas de diseño.

Puedes obtener la edición internacional de Unified Architectural Theory aquí.

Sobre este autor/a
Cita: Nikos Salingaros. "Teoría unificada de la arquitectura: Capítulo 5" 08 oct 2015. ArchDaily en Español. Accedido el . <https://www.archdaily.cl/cl/774981/teoria-unificada-de-la-arquitectura-capitulo-5> ISSN 0719-8914

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