Distanciamiento social en viviendas compartidas: cómo las comunidades enfrentan el COVID-19

Muchos de nosotros ya hemos vivido o estamos viviendo en algún tipo de vivienda comunitaria. Ya sea por una experiencia universitaria de vivir en un dormitorio o en una comunidad de jubilados llena de otras personas mayores, el concepto vagamente definido, pero cada vez más popular, de co-living ha tomado muchas formas en la sociedad. Los gigantes del mercado dedicados al co-living, incluidos WeLive, Common y Ollie, se centran en participar en una economía compartida, ofreciendo una solución de vivienda financieramente sensata y fomentando las conexiones sociales. A medida que continuamos luchando contra la pandemia del COVID-19 y nos adaptamos a la aplicación del distanciamiento social y los mandatos de quedarse en casa, los arrendatarios que viven juntos se han visto obligados a descubrir nuevas formas de convivir, al tiempo que mitigan los riesgos para la salud. De hecho, las comunidades que habitan en un co-living pueden estar mejor posicionadas, en cuanto al manejo de la pandemia y el sentido de normalidad, que las ofertas de bienes raíces de residencias tradicionales.

Cortesía de WeLive.

Combinar una crisis de salud global con un colapso de los sistemas económicos en muchos de los centros urbanos del mundo sin duda plantea dudas sobre el valor de vivir en lugares cerrados y si es favorable promover espacios habitables de alta densidad. Si bien las escasas interacciones humanas entre las personas que se aventuran a abastecerse de los suministros básicos revelan las tensiones del mundo que estamos viviendo, las comunidades que conviven nos muestran con éxito cómo se pueden mantener estas conexiones. Están desarrollando las bases de cómo crear un microcosmos de la sociedad al resaltar sus valores.

Cortesía de StarCity.

Como era de esperar, las medidas de cuarentena han afectado fuertemente al sector del co-living. Si bien Ollie ha visto un aumento en los arriendos a corto plazo (30-90 días) para estudiantes universitarios que fueron desplazados cuando las universidades se cerraron repentinamente, los inquilinos a largo plazo han estado preguntando acerca de los arriendos a una tasa de alrededor del 30% menos desde que el riesgo de contraer el nuevo virus fue identificado por primera vez. El miedo a mudarse a una comunidad compartida en un momento en que los funcionarios de salud están alentando el aislamiento está asustando a los solicitantes. En un intento por aumentar su tarifa de alquiler, algunas compañías, como Common, ofrecen opciones de arriendo flexibles, sin depósitos de seguridad, precios especiales y tarifas reducidas para los trabajadores de la salud.

© David Butler

Para quienes viven actualmente en estas comunidades, las principales preocupaciones giran en torno a la salud de los residentes y cómo crear un ambiente limpio y seguro. Muchas compañías han informado que han mejorado las rutinas de limpieza profunda en todos los espacios comunes, centrándose en gran medida en superficies compartidas, incluidas encimeras, lavabos y picaportes. También están pidiendo a los residentes que usen mascarillas cuando estén fuera de sus residencias privadas. Una comunidad en Hong Kong incluso comenzó a alentar a los residentes a usar mondadientes al presionar los botones del elevador, y otra vivienda comunitaria en Los Ángeles solicitó que los residentes pusieran alarmas en sus teléfonos para recordarles que se laven las manos cada dos horas. En el caso de que uno de los residentes fuera diagnosticado con COVID-19, muchas comunidades han reservado unidades vacías como zonas designadas de cuarentena donde los residentes pueden recibir un tratamiento médico leve. Y mientras la sociedad fuera de estas comunidades se dirige en masa a las tiendas a comprar comestibles, algunos gerentes residenciales están pidiendo a los residentes que formen equipos y que alternen quién hace los viajes a la tienda. El co-living con sede en California, Starcity, informó a los residentes que habían almacenado de manera preventiva suministros adicionales, incluyendo toallas de papel, desinfectantes para manos y para pisos, que los compartieran con toda la comunidad.

Pero, ¿qué pasa con las áreas comunes básicas y los eventos programados que unen a los residentes? Al dejar abiertos algunas áreas comunes, como salones de trabajo, salas de lavandería y gimnasios, pero creando un programa de limpieza riguroso y estableciendo pautas estrictas, los residentes pueden verse de pasada y tener al menos cierta afinidad con la comunidad que ellos construyeron colectivamente. Up(st)art informó que los residentes se apoyan mutuamente de nuevas maneras y, en lugar de celebrar cenas semanales, dejan las comidas en el vestíbulo para compartirlas con otros residentes. Los miembros de la comunidad también están explorando sus pasatiempos personales a través de reuniones en línea, en busca de otros residentes con intereses afines. Varios grupos ya han formado clases de fotografía y otros de entrenamiento físico por video chat.

Cortesía de WeLive.

Normalmente, los residentes están ocupados con su vida cotidiana, pero han aprovechado esta oportunidad para reducir la velocidad y establecer vínculos con sus compañeros al explorar formas creativas de interactuar y comprender el verdadero valor de la comunidad. Si la pandemia actual continúa durante los próximos meses, como predicen los expertos en salud, el co-living parece ser una opción viable para retener cierta sensación de normalidad. Aunque los residentes están lidiando con la realidad de vivir en un hogar compartido durante una pandemia mundial, están agradecidos de que al menos lo están haciendo con otras personas.

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Sobre este autor/a
Cita: Overstreet, Kaley. "Distanciamiento social en viviendas compartidas: cómo las comunidades enfrentan el COVID-19 " [Social Distancing in a Social House: How Co-living Communities are Designed to Handle COVID-19] 26 abr 2020. ArchDaily en Español. (Trad. Caballero, Pilar) Accedido el . <https://www.archdaily.cl/cl/938339/distanciamiento-social-en-viviendas-compartidas-como-las-comunidades-enfrentan-el-covid-19> ISSN 0719-8914

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