El descontento entre los empleados en firmas de arquitectura está en su punto más alto, demostrado en la lucha por la sindicalización de los arquitectos en Estados Unidos en respuesta a la falta de bienestar general en la profesión. Este descontento se puede atribuir en gran medida a la naturaleza explotadora inherente de las estructuras regulares de las firmas arquitectónicas jerárquicas, que fomentan una desconexión entre la dirección que toman las firmas y las personas que trabajan para hacerlo posible. En estas estructuras, el liderazgo a menudo asume proyectos más allá de la capacidad financiera de la firma, con la expectativa de que el personal mal remunerado asuma la mayor parte del trabajo a través de horas extras no remuneradas. En estas estructuras, los empleados no deben ser una voz que guíe a la firma, sino una fuente de beneficios. Entonces, ¿cuáles son las formas de abordar esta desconexión? ¿Es hora de reestructurar las firmas para dar a los arquitectos más autonomía? ¿Cuáles son las formas de crear estructuras de firma no jerárquicas?
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Las casas pueden entenderse como la forma de arquitectura más significativa y primaria, ya que está íntimamente relacionada con la idea de vivienda, una de las necesidades básicas de la humanidad. En palabras del arquitecto Mario Botta, “Mientras haya un hombre que necesite una casa, la arquitectura seguirá existiendo”. Sin embargo, a pesar de su ubicuidad, o quizás por ello, es difícil encontrar una definición exacta de casa. A lo largo de la historia, a esta unidad se le han ido añadiendo y restando diferentes funciones y espacios, reflejando directamente el carácter de la sociedad que la produjo.
La lista de expectativas que debe cumplir una casa es larga y en constante evolución: brindar espacios íntimos y seguros donde recargar energías, pero al mismo tiempo permitir la interacción, acoger a amigos y familiares; es el lugar para el ocio y la relajación, pero también el sitio de la mayor parte del trabajo de cuidados, además de proporcionar una pequeña oficina para la creación de empresas. Esta tendencia de requerir que una unidad residencial cumpla múltiples funciones se ha intensificado a niveles sin precedentes durante la pandemia. Las preocupaciones por la salud han llevado al cierre de la mayoría de los lugares de trabajo, el segundo lugar donde las personas pasan la mayor parte de su tiempo, y cafés, restaurantes, cines y centros comerciales, los “terceros lugares”. De repente, la casa tuvo que convertirse en un espacio polivalente.
Kingston University Town House de Grafton Architects y La Borda de Lacol ganan el Premio Mies UE 2022
La Comisión Europea y la Fundación Mies van der Rohe han anunciado que Town House de Grafton Architects y la vivienda cooperativa La Borda de Lacol son los ganadores del Premio de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea 2022 - Premio Mies van der Rohe. Town House, ganador de la Categoría de Arquitectura, fue premiado por su "calidad ambiental notable que crea un ambiente excelente para estudiar, reunirse, bailar y estar juntos". El Premio de Arquitectura Emergente 2022 fue otorgado a la vivienda cooperativa La Borda en Barcelona, elogiada por su "copropiedad y cogestión de recursos y capacidades compartidas".